Título: Buried (Enterrado).
Dirección: Rodrigo Cortés.
Guión: Chris Sparling.
Reparto: Ryan Reynolds.
Duración: 93 minutos.
Género: Suspense, Thriller.
Año: 2010.
Noche de sábado, primer fin de semana de octubre. ¿Qué mejor plan que ir al cine? Eso fue lo que pensé, pero al ver la cartelera se me vino el alma a los talones. No daban nada que mereciera la pena el gasto, a mi modo de ver; pero a mi novia le llamaba la atención esta película, Buried. Me gusta el terror, me gustan las situaciones límite, pero lo de ver durante noventa minutos a un tipo encerrado en un ataúd me hacía pensar en lo poco con lo que nos conformamos para sentarnos frente a una pantalla. ¿A esto hemos llegado? Especulaba con que en el minuto diez ya estaría al borde del sopor. Sin embargo, me equivocaba. Al final resultó una película interesante, tensa y bien rodada. Una película que ejemplariza como pocas todo lo que puede sacarse de tan poco.
No voy a entrar en sinopsis de la película porque sería fácil estropear la sustancia del argumento. Es mejor no conocer detalles, baste con saber el comienzo: un hombre enterrado vivo. A partir de aquí, lo mejor es meterse ahí dentro con él y experimentar la claustrofobia de encontrarse en tal situación. Algunas personas con las que fui al cine, salieron con la cara pálida, agobiadas.
Rodrigo Cortés ha sabido sacar jugo de cada esquina de ese ataúd. En lo cinematográfico, no repite planos, y nos deleita con un repertorio de tiros de cámara, travellings y giros que aumentan la presión y la sensación de encierro. La luz y los sonidos cobran una importancia fundamental en esta película. Un mechero es el único punto de luz, y su brillo hace la experiencia aún más sofocante, mostrando la cercanía de la caja con cada una de sus astillas. En lo argumental, no aburre. Consigue mantener el interés sobre si el protagonista, Paul Conroy, conseguirá salir de esa trampa macabra.
Si pasamos por alto algunos fallos argumentales, como que el aire no se agote, incluso con la llama del mechero (recordad la combustión se basa en el consumo de oxígeno), o la escena con el animal (donde el ataúd parece crecer), la película resulta interesante de principio a fin. Aunque no lo creaís, yo soy el primer sorprendido. No esperaba de ninguna manera que llenara los noventa minutos, pero lo cierto es que se me pasaron volando ahí dentro. Buried, eso sí, es una película para ver en el cine. Sumergidos en la oscuridad de la sala, la distancia entre las paredes del ataúd se estrecha. Rodrigo Cortés consigue lo imposible con este experimento tan sencillo y tan complejo al mismo tiempo. Como diría mi madre: saca leche de una alcuza.
Espero que la película funcione bien, y que podamos disfrutar de más proyectos de este director que ya rodó la película de 2007, Concursante. Buried se estrenó en el festival de cine de Sundance 2010, y se llevó el aplauso de la crítica. Pero lo más sorprendente de todo a mi parecer es que se trata de un proyecto nacional.
Ójala siga esta racha de buenas ideas. Y de resultados.
Tengo muchas ganas de ver esta película, cada vez más al leer las buenas críticas.
ResponderEliminarCaramba. Qué rápida. Ve a verla, al principio me repelía un poco la idea inicial, pero no está nada mal. Ya me contarás.
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