Música clásica, primer... compás

Desmarcándome nuevamente del mundo científico. Quiero hablaros esta vez sobre música, más concretamente sobre música clásica.

En estos tiempos donde se imponen las guitarras eléctricas, los cantantes con voces melódicas y las canciones de estribillo fácil, la música clásica se protege y se resguarda como puede, y a través de bandas y orquestas sigue intentando llegar a ese difícil público que cada vez dispone de una mayor oferta musical.

Ya que me toca de forma personal y directa, quisiera romper una lanza en favor de esas bandas de música, sobre todo de esas pequeñas bandas de pueblo ( a una de las cuales me enorgullece pertenecer) que con mucha dificultad perduran año tras año y hacen disfrutar a quienes sin miedo, se acercan a escuchar un poco de música clásica.

Y digo se acercan sin miedo, porque parece que las bandas, y generalizando la música clásica, muchas veces sufre un rechazo social difícil de entender. Aburrida, antigua, pasada de moda, muerta... son adjetivos que algunos atribuyen a la música clásica. Y sobre todo se oyen más entre la gente joven. Os juro que he estado en algunos conciertos del Auditorio Nacional y me ha sido realmente difícil encontrar a gente más joven que mi padre.

Muchos creen que ya no se compone música como antiguamente, que después de los Mozart, Beethoven y compañía ya no se compone nada bueno. Lo siento, pero no tengo más remedio que discrepar de tales ideas. Hay mucha música moderna y muy buena. Solo nos tenemos que parar a pensar (por poner un ejemplo) en la cantidad de bandas sonoras de películas, en las que la música clásica está detrás. Sigue tras el salto.

(viene del salto)

Para ir finalizando y no extenderme mucho, quería dejaros un primer vídeo (mi intención es que haya mas entregas de aquí en adelante) de una banda de música interpretando una obra de un compositor contemporáneo, Jacob de Haan (en la foto de arriba). Este holandés nacido en 1959 obtuvo sus primeros éxitos en la década de los 80 como compositor de música para Banda de concierto, es famoso por sus composiciones para películas y por las combinaciones de estilos. Oregón fue su obra más exitosa. Su repertorio para Banda de concierto consiste en obras de concurso en varios grados de dificultad, obras de concierto cortas, música popular y algunas marchas. Es requerido a menudo como director invitado para interpretar sus propios trabajos y como juez en concursos internacionales.

"Ross Roy", que es la obra que escuchareis aquellos que os atreváis a ver el vídeo, la compuso por encargo de la Banda Sinfónica San Pedro de Brisbane (Australia). Ross Roy es el nombre de una villa monumental fundada a finales del siglo XIX y en donde se constituyó en 1945 el Colegio Luterano San Pedro. Éste ha sido desde su fundación un símbolo para la ciudad. Con esta obertura, Haan intenta describir la evolución del colegio con el paso de los años.

En el tema de apertura, con características monumentales, refleja que la escuela es un monumento en el tiempo. La siguiente sección es típica de un tiempo de marcha, metáfora a la estructura y disciplina de la escuela. Después Ross Roy se aborda en una variante lúdica, humorística, como si el autor nos quisiera decir que en la escuela también hay tiempo para la diversión. La obra continua con un expresivo que representa el amor, la amistad y el entendimiento. A continuación vuelve al tema de marcha con una construcción ligeramente distinta. Los sonidos orientales, que constituyen la modulación para el tema final, son símbolos de la diversidad de culturas en la escuela. El tema final de la obertura empieza solemne pero se transforma, para acabar, en una apoteosis festiva.