Título: Lowboy.
Nº de páginas: 324.
Cubierta: Tapas blandas.
Precio: 19,00 €.
Lowboy es el seudónimo de William Heller, un adolescente al que se le ha diagnosticado una esquizofrenia paranoide. Desde los doce años, cuando comenzó a sentir los primeros síntomas de su enfermedad, las cosas han ido empeorando para él. Sin embargo, durante el tiempo que ha pasado en su "colegio" (un hospital mental), ha aprendido algo fundamental: su razón de ser. Se le ha encargado una misión muy importante. Lowboy tiene que salvar el mundo.
La historia de Lowboy comienza la mañana que Will se escapa del hospital en el que ha estado internado y se mete en el metro de Nueva York con el ánimo de cumplir la misión . La historia se desarrolla a través de las veinticuatro horas siguientes a su fuga. El desarrollo de este relato involucra dos puntos de vista, por un lado tenemos todo lo que ocurre a Lowboy, y por otro a su madre, una emigrante austriaca llamada Yda Heller, y el policía que está al cargo de la desaparición del muchacho, Ali Lateef.
La novela tiene como tema principal la esquizofrenia, pero no a la manera en que habitualmente se aborda este tema en el cine y las novelas, que suele ser con asesinos que oyen voces, llevan motosierras (o afilados cuchillos en su defecto) y toda la parafernalia habitual. Aquí se cuenta el desarrollo de esta enfermedad desde su comienzo. El impacto que produce en la familia y en el círculo de amigos, con especial cuidado de expresar las peculiaridades que tan terrible mal puede tener en la adolescencia (como si ésta no fuera ya de por sí una enfermedad mental). Los capítulos desde la perspectiva de Will son casi hipnóticos y Wray pretende hacernos sentir en todo momento lo que pasa por la cabeza de un esquizofrénico. El estilo narrativo, que en principio parece sencillo y fácil, se va complicando a medida que las cosas en la cabeza de Lowboy empiezan a trastocarse. Por otro lado, el objetivo del policía y de su madre es hacernos ver cómo se contempla está enfermedad cuando recae en alguien cercano.
El ritmo de la novela es accesible, no es demasiado contemplativa, ni frenética como muchos bestsellers. En cierta forma recuerda un poco a El guardián entre el centeno, quizás porque se trata de un adolescente que se sale del redil y de las aventuras que le acontecen a partir de ese momento. Lowboy, además, guarda otras peculiaridades en común con Holden Caulfield, aunque no desvelaré nada para no estropear la historia. El estilo está muy trabajado, con pasajes bastante elegantes llenos de comparaciones y metáforas sencillas y muy resolutivas. Se nota que Wray ha realizado mucha investigación en esta novela, que busca sobre todo verosimilitud. El metro de la ciudad de Nueva York es otro de los grandes protagonistas de esta historia.
John Wray (1971) es el seudónimo de John Henderson. Es hijo de padre norteamericano y madre austríaca, y su descripción de Lowboy se asemeja de forma extraordinaria al tipo que sale en la foto de la solapa. Esta es su tercera novela, y fue galardonado en 2007 por la revista Granta como uno de los mejores jovenes novelistas de la ficción norteamericana. Para promocionar esta novela hizo una banda sonora a partir de grabaciones de músicos que trabajaban en el metro.
La historia de Lowboy comienza la mañana que Will se escapa del hospital en el que ha estado internado y se mete en el metro de Nueva York con el ánimo de cumplir la misión . La historia se desarrolla a través de las veinticuatro horas siguientes a su fuga. El desarrollo de este relato involucra dos puntos de vista, por un lado tenemos todo lo que ocurre a Lowboy, y por otro a su madre, una emigrante austriaca llamada Yda Heller, y el policía que está al cargo de la desaparición del muchacho, Ali Lateef.
(viene del salto)
La novela tiene como tema principal la esquizofrenia, pero no a la manera en que habitualmente se aborda este tema en el cine y las novelas, que suele ser con asesinos que oyen voces, llevan motosierras (o afilados cuchillos en su defecto) y toda la parafernalia habitual. Aquí se cuenta el desarrollo de esta enfermedad desde su comienzo. El impacto que produce en la familia y en el círculo de amigos, con especial cuidado de expresar las peculiaridades que tan terrible mal puede tener en la adolescencia (como si ésta no fuera ya de por sí una enfermedad mental). Los capítulos desde la perspectiva de Will son casi hipnóticos y Wray pretende hacernos sentir en todo momento lo que pasa por la cabeza de un esquizofrénico. El estilo narrativo, que en principio parece sencillo y fácil, se va complicando a medida que las cosas en la cabeza de Lowboy empiezan a trastocarse. Por otro lado, el objetivo del policía y de su madre es hacernos ver cómo se contempla está enfermedad cuando recae en alguien cercano.
El ritmo de la novela es accesible, no es demasiado contemplativa, ni frenética como muchos bestsellers. En cierta forma recuerda un poco a El guardián entre el centeno, quizás porque se trata de un adolescente que se sale del redil y de las aventuras que le acontecen a partir de ese momento. Lowboy, además, guarda otras peculiaridades en común con Holden Caulfield, aunque no desvelaré nada para no estropear la historia. El estilo está muy trabajado, con pasajes bastante elegantes llenos de comparaciones y metáforas sencillas y muy resolutivas. Se nota que Wray ha realizado mucha investigación en esta novela, que busca sobre todo verosimilitud. El metro de la ciudad de Nueva York es otro de los grandes protagonistas de esta historia.
John Wray (1971) es el seudónimo de John Henderson. Es hijo de padre norteamericano y madre austríaca, y su descripción de Lowboy se asemeja de forma extraordinaria al tipo que sale en la foto de la solapa. Esta es su tercera novela, y fue galardonado en 2007 por la revista Granta como uno de los mejores jovenes novelistas de la ficción norteamericana. Para promocionar esta novela hizo una banda sonora a partir de grabaciones de músicos que trabajaban en el metro.
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