17 junio, 2010

Sobre la quinta temporada de Supernatural.


Si tienes planeado ver esta serie, o aún no has llegado a la quinta temporada, te desaconsejo desde ya que leas esta entrada. Avisado quedas, luego no me culpes.

En primer lugar, tengo que decir que esta serie se ha ido consumiendo como una vela a lo largo del tiempo. Toda la originalidad con la que comenzó, que no era mucha, se ha perdido en algún punto del camino, y lo que más brillaba en toda la trama, la relación de los hermanos Winchester, ha quedado diluida en una acuarela de sentimientos con tantos antecedentes que ya no me hacen sentirme identificado. Es lo que pasa cuando hay pocos personajes y demasiado espacio para desarrollarlos.

En esta quinta temporada seguimos las aventuras de Sam y Dean mientras intentan impedir de todas, todas, la resurrección de Lucifer y el Apocalipsis. ¿Dirá Dean que sí a Michael o será Sam quién ceda antes a Lucifer? Esa es toda la intriga que empuja al espectador, y a decir verdad después de ver otras series, no es demasiada. El argumento, por supuesto, es el disparate de siempre. Es casi un tópico en los últimos tiempos esto de las peleas entre el cielo y el infierno. Si no fuera por el enfoque que tenía la serie, con la relación de los Winchester, sus gags, y las constantes referencias a la cultura pop, creo que habría dejado de ver esta serie hace mucho. Hay cosas mejores por ahí, o al menos, más originales. Más tras el salto.

(viene del salto)

Al comienzo de la temporada, los protagonistas se encuentran absolutamente perdidos en lo que se refiere a lo de evitar el Apocalipsis. Lucifer parece el gran tipo que va a dejar fuera de juego a estos dos sementales. Sin embargo, cuando las posibilidades tienden a cero y la situación se hace más desesperada, es cuando estos tipos se crecen, y salen al ruedo con el Colt, y sus migajas de esperanza. Pero el Colt no funciona. Y los Winchester pierden a dos amigas (la dueña del bar y su hija) en un enfrentamiento frustrante. Con la moral por los suelos, continuan haciendo sus trabajos habituales esperando el Apocalipsis hasta mitad de temporada, momento en que aparece el demonio Alister para hablarles de una nueva jugada que puede acabar con Lucifer. Lucifer tiene a cuatro lugartenientes, los Jinetes, y estos Jinetes tienen cuatro anillos que pueden encerrar a Lucifer de nuevo y de una vez por todas. Sin muchas otras opciones (todavía no tengo muy claras sus motivaciones para dejarse la piel de esta manera), se dedican a coleccionar los anillos, pasando por el cuchillo matademonios los dedos de los jinetes. Al mismo tiempo, Dean prepara un plan para dar esquinazo a los ángeles, y librarse de Michael, que queda encerrado en el cuerpo del tercer y desconocido hermano Winchester (del que se revela que también puede ser caparazón de Michael). Mientras cortan dedos, Sam empieza a planear cómo ha de encerrar a Lucifer, para lo cual tiene que sacrificarse, y le hace prometer a Dean que dejará toda la caza y se irá a vivir su vida sin tratar de salvarle.

El capítulo final donde se llevará a cabo el plan de los anillos es flojo y carece de sentido. No resulta nada espectacular, a mi modo de ver, y concluye la temporada de una forma que parece cerrar la serie entera... si no fuera por un detalle en la última escena del episodio. Demasiado previsible todo. Poco sorpendente. Poco interesante. Me hizo sentir mal haber estado viendo toda la temporada para esto. El genio de Google, sin embargo, me sopló que ya se ha firmado una sexta temporada de los hermanos Winchester. Me parece un error, la verdad. Esta serie parece abocada a terminar cuando la audiencia se canse de ella, o la historia se vuelva un desbarajuste, y no creo que tarde demasiado vistas estas últimas temporada. Ni siquiera existe un cliffhanger claro como en la final de otras temporadas que te empuje a esperar el primer capítulo de la siguiente.

En definitiva, un desastre. Si el primer capítulo de la siguiente temporada no me place, acabaré por darme de baja.


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